“LA INFLACIÓN RETROALIMENTA LAS DISPUTAS DE PALACIO Y COMPLICA LA RELACIÓN CON EL FMI”

Por Flavio E. Buchieri. Dr. en Economía. Profesor, investigador y consultor. Director Ejecutivo de El Club de Negocios. www.flaviobuchieri.com

EL INDEC anunció ayer la tasa de inflación del pasado mes de Abril (6%), confirmando lo que se preveía: un leve descenso con respecto a la de Marzo pero aún alta. El Ministro Martín Guzmán convalidó dicho valor y, al mismo tiempo, anunció que, a partir de Mayo, habrá una desaceleración, la cual veremos si efectivamente se concreta o no. A esta altura de la gestión, es difícil creerle a un gobierno que, por acción u omisión propia, como por hechos externos, ha perdido toda credibilidad. Y, tal como se observa en el derrotero actual, es difícil que vaya a modificar su comportamiento. Todo parece indicar así que no habrá cambios centrales a futuro. Sólo resta esperar que el tiempo pase aunque, como dice el propio Ministro, esto también alimenta a la inflación como al mantenimiento de expectativas negativas a futuro. No hay peor ciego que el que no quiere!!!

Ahora bien, qué tiene de nuevo este valor en relación a la dinámica política y económica del gobierno? En primer lugar, la reticencia de la inflación en bajar –en parte, por efectos de arrastre pero también por causas externas como por la incertidumbre que genera el rebalanceo tarifario (aún no cerrado) y la dificultad en reducir el propio déficit fiscal- afecta a las paritarias que aún no se han cerrado como las que sí lo han hecho pero ya anticipan una apertura en breve. Estas indefiniciones trasladan el problema de la fijación de los precios para adelante, endogeneizando (esto es, retro-alimentando) la tasa de inflación a futuro, con el cual el problema se consolida ya como “estructural”. Y, si la inflación está “indeterminada” (se habla ya de que la tasa final podría rondar los tres dígitos para todo el año) también lo estarán los salarios con lo que la puja distributiva no se cierra. Y, con ella, se afecta a la estimación de tasa de rentabilidad de las empresas. Con ello, se hunde la tasa de inversión.

Esto, por otro lado, impacta en todas las variables financieras. Si la tasa de inflación se mantiene en un escalón mayor al del año pasado, comenzará a presionar por mayores subas en las tasas de interés (el BCRA ya las aumentó al 48% anual), con el impacto que esto tiene en el stock remunerado de Letras del propio Banco Central (las LELIQ) como en los diferentes tipos de cambio del dólar. Es así que este proceso se retroalimenta así mismo: un dólar más alto vuelve a afectar a la tasa de inflación, y viceversa.

Pero esto último no termina aquí. Un mayor valor del dólar encarece las importaciones, entre ellas, las de hidrocarburos, retroalimentando los pagos que el Tesoro lleva a cabo por los subsidios que otorga para que las tarifas de luz y gas no aumenten por el propio ritmo de la inflación como por el atraso que tienen. El déficit fiscal fijado como meta es puesto en duda y así todo el esquema, con estas ramificaciones, vuelve a retroalimentar a la tasa de inflación. Todo vuelve a comenzar!!!.

Pero, en segundo lugar, una tasa de inflación casi indeterminada –como lo estamos viendo- presiona al gobierno en términos de su propia interna con el principal sostén del mismo, el espacio de la Vice-presidenta, Cristina Fernández de Kirchner (CFK). Es que una indeterminación del salario real -donde siempre es de esperarse que la inflación aumente a un ritmo mayor que el salario nominal- oscurece el clima político porque ya este última espacio considera a la gestión de Alberto Fernández como irrecuperable, aspecto que incide en su juego interactivo como en el posicionamiento del mismo de cara a las elecciones presidenciales del año próximo. Este juego es el que está en riesgo para el oficialismo. Para CFK. Para Alberto Fernandez!!!

Estos aspectos presionan, a su vez, sobre la relación que el gobierno viene teniendo con el propio FMI. A la luz de los hechos, está claro, como bien hemos dicho antes en este espacio, que el acuerdo firmado con dicha entidad luce inviable. El propio Presidente ha anunciado, la semana que pasó y desde Europa, que vamos hacia a una renegociación del propio acuerdo. Y esto pone más presión a la economía porque implica, según lo establecido en el acuerdo aún vigente, que “las metas no se cambian”. O sea, se va a discutir cómo se llegan a las mismas con otros mecanismos o procedimientos. Esto es: más ajuste para que las mismas se puedan cumplir.

La pregunta que domina, a partir de ahora, esta columna es: ¿qué margen tiene el gobierno para que un nuevo acuerdo sea sostenible y practicable? Ya es claro que el Presidente Alberto Fernández está muy debilitado en términos políticos. No sólo por la interna que tiene con CFK –quien, esta última, ha pasado tácitamente a la oposición y, al mismo tiempo, ha generado un gobierno paralelo, imponiendo una nueva agenda de intervención pública- sino que el propio Partido Justicialista se mantiene al margen de dicho enfrentamiento, dejando sólo y sin sustento al propio Presidente. Sólo parte del Movimiento Sindical apoya al mismo. Ahora bien, ¿esto alcanza para transitar el resto de la gestión y, al mismo tiempo, establecer un nuevo acuerdo con el FMI que, a todas luces, lucirá más duro que el actualmente vigente?

Es de esperarse, en mi humilde presunción, que nadie “haga olas” y, como es usual, se sigan pateando los problemas para la próxima administración. Una vez más, ¿esto alcanza o la “olla puede destaparse antes de tiempo”? Es probable que el propio sistema encuentre estabilidad en la propia debilidad de cada actor en singular. Sin embargo, cualquier factor, por pequeño que sea, puede desestabilizar al resto y provocar el estallido del juego. Creo que aún el FMI va a ser complaciente, merced a que el propio incumplimiento del acuerdo tiene determinantes exógenos. Argentina deberá plantear, para el año que viene, un juego político y electoral que permita posicionar un nuevo Presidente con la capacidad instrumental y el sustento político para iniciar la resolución de los graves desequilibrios del país. Hoy no parece vislumbrarse ninguna alternativa en serio. ¿La veremos de aquí a Octubre de 2023?.

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